El atacante se inmoló en el parque Gulshan-i-Iqbal de Lahore, Pakistán, dejando al menos 72 personas muertas y más de 300 heridos, según medios. Mientras las autoridades de la provincia de Punyab, donde se ubica Lahore, han declarado luto por tres días.
El ataque ha sido reivindicado por la agrupación Tehreek-i-Taliban Pakistan Jamaatul Ahrar (TTP JA), según medios locales.
La explosión fue a solo metros de unos columpios, en el parque estaban muchas familias cristianas en celebraciones de Pascuas, los testios manifiestan que casi no había personal de seguridad, y estaban muchos niños y mujeres.
Mamnoon Hussain, presidente del país condenó el atentado terrorista, y expresó su pesar por víctimas, calificando lo sucedido como una acción cobarde y que éste tipo de actos no pueden hacer sucumbir el empeño de la nación en la lucha contra el terrorismo.