Hoy se cumpliría el plazo asignado por el Gobierno para firmar el proceso de paz, y se concluiría un acuerdo “que beneficiaría” al pueblo colombiano. Sin embargo, se aplazó la fecha propuesta en el 2015 como definitiva para la firma del acuerdo sobre justicia y la reparación a las víctimas del conflicto.
El proceso que inició oficialmente el 4 de septiembre de 2012 (Lleva tres años y seis meses) llegó a su punto más alto cuando generó gran expectativa con el estrechón de manos entre el mandatario Juan Manuel Santos y el jefe máximo de la guerrilla, alias Timochenko, para hacer la promesa de un 23 de marzo histórico con un acuerdo definitivo, sin embargo no fue posible por diferencias entre ambas delegaciones.
El Gobierno se mostraba radical en el plazo, aún cuando habían puntos pendientes en la agenda como la participación política del grupo guerrillero y el mecanismo de refrendación de los acuerdos de paz.
Sin embargo, declaraciones de alias Timochenko denotarían los puntos pendientes en la mesa de negociación, en el comunicado responzabilizó directamente al Gobierno por la lentitud en el diálogo y planteó la posibilidad de que no se firme el acuerdo que ponga fin al conflicto en la fecha señalada; ésto puso a tambalear la credibilidad de ese apretón de manos, para que más tarde Santos afirmara el aplazamiento, manifestando que no iba a “firmar un mal acuerdo de paz” por cumplir una fecha.
Recientemente se vio el respaldo al proceso del presidente de EEUU, Barack Obama, y la reunión de John Kerry, secretario de Estado de ese país, dejando el mensaje: No hay reversa, el proceso sigue en marcha, aunque aún no tengan una nueva fecha, solo especulaciones en la opinión pública mientras que miembros de la oposición del Gobierno presionan y el pueblo colombiano le resta aceptación (Esto, según encuestas recientes realizadas por varios medios nacionales).
Hoy, se cumplen seis meses de ese pacto con estrechón de manos que sellaría el fin del conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, donde los colombianos son espectadores de una Mesa en La Habana que aún no arroja resultados, mientras que FARC y Gobierno se echan culpas mutuas.