Steve Stanulis, puede enfrentarse a una demanda por 10 millones de dólares tras romper la cláusula de confidencialidad que aceptó al firmar el contrato antes de empezar a trabajar para el matrimonio de Kim Kardashian y Kanye West. Pues la pareja son los únicos que pueden sacar beneficio vendiendo su vida privada, por lo que sus empleados sólo deben: oír, ver y callar.
Desde mayo pasado empezaron las declaraciones de Stanulis, quien trabajaba como guardaespaldas de Kanye, y según su propia versión fue despedido por hablar con Kim en la gala del Met porque “el rapero se puso celoso porque es peor que un niño”.
Tras estas declaraciones del ex empleado, dio además una entrevista para el periódico The Sun, sonde dijo: “Él (Kanye) vive en su mundo y el resto del mundo simplemente está ahí. No entiendo cómo Kim sigue casada con él. Una vez tuve que cuidar de su hija y fue mucho más sencillo que hacer de niñero de su padre. Es diez veces peor de lo que aparenta. Nunca sabes cuál va a ser el detonante de la próxima rabieta. Estaba harto de la cantidad de momento bizarros de los que fui testigo en solo dos semanas“.
Por su parte el cantante y mujer negaron esta versión y dijeron que esa no fue la razón de su despido, explicando que su ex guardaespaldas solo había firmado un contrato por un tiempo determinado, además hicieron llegar una carta a través de sus abogados recordando a Stanulis las consecuencias de no haber cumplido con mantenerse en silencio, y le ofrecen la opción de olvidar la posible demanda si pide perdón públicamente a la familia.
Además un representante del matrimonio informó al New York Daily News: “La familia West no está dispuesta a tolerar que se la siga difamando y que se vendan historias falsas en un desesperado, claro y vergonzoso intento de conseguir publicidad a su costa. Este triste parásito ha violado todos los principios básicos de decencia con sus mentiras“.