El militar estaba extraviado en la región de El Charcón del departamento de Meta desde el 5 de marzo
El primer día esperó pensando que su pelotón regresaría por él, luego ya consideró moverse. Al pasar de los días se fijó en que estaba yendo en círculos, de ahí empezó a desesperarse por la lluvia diaria y darse cuenta que no daba con la salida; su única esperanza era regresar para ver de nuevo a su madre.
Con su uniforme de camuflaje, fusil y un machete decidió sobrevivir, sabiendo que la zona contaba con una fuerte presencia de las FARC y muchos animales salvajes. Se alimentó con semillas, cáscaras y cuenta que comió una tortuga cruda; buscó agua en platanales, pozos pequeños que encontraba escarbando y bejucos. Manifiesta que aplicó lo aprendido en cursos de supervivencia, por lo tanto no disparaba, para evitar llamando la atención de tropas guerrilleras; hasta en una ocasión tuvo que esconderse porque alcanzó a verlas en la distancia.
Sánchez manifestó en entrevista con la BBC que intentó beber su orina para intentar hidratarse, pero no le gustó, agregó que cuando el hambre se volvió insoportable, tuvo que sacrificar a una tortuga que se le cruzó en el camino. La comió cruda, pero la proteína y grasa que ingirió le salvaron la vida.
Luego de noches insoportables en las que se refugiaba cantando rap que lograban calmarlo un poco y darle ánimo, el soldado fue encontrado el 28 de marzo presentado un cuadro de deshidratación, “No me mate, yo soy el soldado perdido”, fueron las primeras palabras a otro soldado que lo halló, Sánchez estaba suplicando por su vida, pero le respondieron: “Tranquilo, hermano. Soy de la Brigada Móvil número 4 y llevamos 22 días buscándolo sin parar. Soy el soldado profesional Carlos Enrique Tunubalá”.
Fueron 500 hombres del Comando Específico de Oriente buscabando a Yeffer por tierra y aire para reencontrarlo con su madre “doña Anita”, quien estaba muy angustiada y al saber que su hijo ya estaba estable y en observación médica logró recuperar su tranquilidad. Se trasladó con los otro siete hermanos de Yeffer hasta la base militar para poder abrazarlo.
Tanto el soldado como su madre soñaban cada noche con sentarse en la mesa con dos platos de sopa de lentejas, el plato favorito de Yeffer Sánchez, y cuando por fin se vieron, él le pidió perdón a su madre: “Espero que no se haya desvelado mucho, mamá”.
Por unas semanas, deberá mantener una dieta muy liviana, hasta que su cuerpo se recupere.